Está tradición tiene sus comienzos en la antigüedad, donde los hombres regalaban a sus enamoradas una pieza de hierro en forma de aro y que la mujer conservaba hasta que se cumplia la promesa del matrimonio. El primer anillo de compromiso como tal, fue dado por Maximiliano de Austria a María de Burgundy, el cual poseía ya un diamante.
Pues resulta que este "aro" que se debe de poner en el dedo anular izquierdo de la mujer no está ahí por casualidad. La razón es que justo de este dedo de donde sale una vena que va directamente al corazón. Además el diamante simboliza la fortaleza, poder y pureza del amor y compromiso de la pareja ya que se caracteriza por ser una piedra indestructible. La palabra diamante viene del griego "adamas" que significa "invencible".
